"El niño envuelto" de Elsa Bornemann
Disponible en biblioteca.
El niño envuelto
¿Cuál
es el oficio más difícil? ¿Albañil? ¿Maestro? ¿Carpintero? ¿Astronauta?
¿Periodista?
¿Deshollinador? ¿Abogado? No, no y no. El oficio más difícil es el
de
ser chico. Si dudan, escúchenme a mí. Yo soy Andrés, y así me llaman mis
padres
cuando me retan; si no, me dicen Andi, tal como mis amiguitos. Para
mi
abuela —según su estado de ánimo— soy "nene", "tesorito" o
"diablo". La
tía
Ona alterna entre "mi ángel" o "monstruito", ya sea si ella
decide que me
porté
bien o mal. Mi tío Lucas varía solamente con "pibe"... Mi maestra me
grita:
"Domenech" o me dice Andresito. Domenech lo usa para reprenderme,
como
si los apellidos pudieran sonar como bofetadas... Raro, ¿no?
Como
supondrás, nunca estoy seguro del modo en que van a llamarme,
porque
nunca entiendo con claridad lo que mis mayores piensan. Me pregunto
si
te pasará lo mismo, si sentirás —a menudo, como yo— que es bastante
incómodo
ser chico. Por empezar, hay que pasarse buena parte del día con la
cabeza
levantada, como si uno viviera en un mundo de gigantes. Por eso, me
gusta
cuando mi papá se sienta junto a mí o cuando mi mamá se arrodilla para
darme
un beso: entonces puedo ver nítidamente el color de sus ojos. A veces,
me
parece que todo pasa siempre muy por encima de mí y me siento como
perdido
entre rascacielos, especialmente cuando no alcanzo a comprender los
porqués
de ciertas actitudes de los mayores.
En
esos momentos, soy un "niño envuelto". Por supuesto, no uno de esos
que
se
preparan en las cocinas, recubiertos con una feta de carne o con la hoja de
un
repollo; no, señor, no soy plato de ningún menú... aunque me parece que
existe
una gran semejanza entre ambos. Veamos: los dos somos niños y a los
dos
nos envuelven. A él, con carne o con hojas; a mí... bueno, me resulta
difícil
confesarlo pero tengo que atreverme: a mí también "me envuelve" la
gente
grande todos los días... (En fin, todos los grandes no, algunos se salvan
de
esta afirmación. Pero son tan pocos...) ¿Y que cómo "me envuelven"?
Pues
con
sus hermosas mentiras, que me confunden, por más buena intención que
tengan
al ocultarme algunas verdades... con sus prohibiciones del tipo
"¡porque
no!", de las que jamás logro entender las causas... con sus risas
incomprensibles
(para mí) cuando consideran sin importancia ciertos
sufrimientos
míos... con sus comparaciones del estilo "cuando yo tenía tu
edad...".
(—Entonces era 1950... o 1934... o 1907... ¡y ahora estamos en
1981!
—pienso. Pienso y me callo.) Sintetizo: qué complicado es criar a los
padres,
a los abuelos, a todos los grandes en general, ¿eh? Y para que
compruebes
—por si no te pasa lo mismo— cuánto de cierto hay en lo que te
digo,
te voy a contar unas cuantas cosas...
y ésta canción que compartimos al final de la jornada y que los invito a escuchar y compartir con la familia.
Sentir / Blanca Liquete Marcos (del grupo 3+2)
Cuando sienta ganas de escapar,
cuando el mundo se haga grande para mi,
tus palabras me confortarán, volveré a sonreír.
Tú me abrigas y me das calor,
eres luz que alumbra, que ilumina mi corazón.
Sentir que estoy aquí, confiando en ti sin perder.
Basta contemplar tu sonrisa,
solo basta contener tu mirada y tu amor.
Cuando sienta ganas de llorar,
cuando ya no tenga fuerza y no pueda más,
tu cariño se convertirá en motor que me haga aguantar.
No quiero ni alejarme un instante de ti,
pues no sé que sería de mi.
Sentir que estoy aquí, confiando en ti sin perder.
Basta contemplar tu sonrisa,
solo basta con tener tu mirada y tu amor.
....y tu amor, y tu amor...
Sentir, que estoy aquí confiando en ti, sin perder,
basta contemplar tu sonrisa,
solo basta con tener tu mirada y tu amor....
cuando el mundo se haga grande para mi,
tus palabras me confortarán, volveré a sonreír.
Tú me abrigas y me das calor,
eres luz que alumbra, que ilumina mi corazón.
Sentir que estoy aquí, confiando en ti sin perder.
Basta contemplar tu sonrisa,
solo basta contener tu mirada y tu amor.
Cuando sienta ganas de llorar,
cuando ya no tenga fuerza y no pueda más,
tu cariño se convertirá en motor que me haga aguantar.
No quiero ni alejarme un instante de ti,
pues no sé que sería de mi.
Sentir que estoy aquí, confiando en ti sin perder.
Basta contemplar tu sonrisa,
solo basta con tener tu mirada y tu amor.
....y tu amor, y tu amor...
Sentir, que estoy aquí confiando en ti, sin perder,
basta contemplar tu sonrisa,
solo basta con tener tu mirada y tu amor....
¡Felíz día de la madre a mis compañeras del Instituto Mariano Moreno y a las mamás de ustedes chicos!
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