La propuesta de esta conmemoración surgió en recuerdo del incendio de la Biblioteca de Sarajevo en 1992 durante el conflicto de los Balcanes, para trasladar a la opinión pública la importancia de la biblioteca como lugar de encuentro de los lectores de todas las edades con la cultura, la importancia de los libros para la memoria colectiva y como un instrumento de mejora de la formación y la convivencia humana.
Con la celebración de este día se quiere concienciar a nuestra sociedad de la importancia de la lectura, especialmente entre los niños y jóvenes, y agradecer y potenciar la extraordinaria labor de los profesionales de las bibliotecas, difundiendo la existencia de un servicio público de proximidad e inclusivo que contribuye eficazmente a facilitar una vía de acceso al conocimiento a todos los ciudadanos. Se busca, por tanto, destacar el papel de la biblioteca como un espacio público del conocimiento, libre y gratuito, que se hace aún más necesario dentro del nuevo entorno digital, además de trabajar y contribuir a reducir las desigualdades sociales.
Una luciérnaga es una isla perdida en la noche más densa. Cien luciérnagas, una constelación misteriosa que marca el rumbo hacia otros universos. Así, con esa estrategia de luz, se organizan los libros que moran en las bibliotecas. Son caricias fosforescentes que incendian los sueños y recomponen los corazones grises hasta hacerlos recobrar su color rojo brillante. Cualquier individuo que padezca el síndrome del corazón gris, debería ponerse en manos de un experto y visitar una biblioteca. Para escribir un libro, además de hacer malabarismos con las palabras hay que ser una desvergonzada o un loco. Un atrevido, una excéntrica descontrolada. Llevar un calcetín de lunares, otro de rayas y los pelos de punta. Una cresta como las que lucen las cacatúas sería un peinado muy interesante para un escritor. Solo las mentes más disparatadas son aptas para escribir libros. Pero para custodiarlos no es suficiente con tener un desajuste en los cables cerebrales. Es indispensable ser de fuera. Un extraterrestre. Las bibliotecas albergan seres con antenas giratorias, cerebros millométricos que memorizan títulos rebuscados, rimbombantes, campanudos. Las personas que custodian libros siempre me han parecido criaturas singulares. Están dotadas de extremidades retráctiles que estiran y estiran hasta alcanzar aquel volumen al que parecía imposible acceder. Y a continuación, como si nada, se recomponen y todo vuelve a su posición natural. Parecen seres humanos, pero a poco que los observes percibirás que no son de aquí. Una de las cosas que más me fascina de los bibliotecarios es su cerebro. ¡Me parecen tan listos! Los libros fabrican pensamientos. Pasar tantas horas dentro de una factoría de ideas es bueno para tener un corazón rojo y brillante y una cabeza repleta de planes fantásticos. Alguien me ha contado que el 24 de octubre es el Día de la Biblioteca. Sería genial organizar una fiesta con confeti y pompas de jabón. Celebrarlo por todo lo alto. Me encantaría vestirme para tal ocasión como el personaje de algún libro, sentarme en la mesa de una biblioteca de la ciudad donde vivo y esperar a que fuesen a visitarme. En las bibliotecas puedes ser quien tú quieras. Desde Mary Poppins hasta Matilda. Atreyu, Drácula o incluso Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Långstrump. Puedes ponerte botas de pelo, plumas, zancos y sombreros. Sombreros! Eso es! Imagino a una pequeña lectora acercándose a mí discretamente, atraída por los colores y formas de mi sombrero: —Sombrerera loca, ¡qué fiesta más maravillosa! Sería tan amable de servirme una taza de té? Yo se la serviría con mucho gusto, poniendo cara de mujer refinada, y luego ambas haríamos ruido al tragar. Sonaría algo parecido a glup glup glup. Y antes de que nos diese tiempo de romper a reír de forma desenfrenada, aparecería el bibliotecario, como surgido de la nada, que para eso poseen la facultad de materializarse delante de ti en el momento más inoportuno, y nos advertiría de que las bibliotecas no son merenderos. Hay que reconocer que son únicos custodiando tesoros. Extraterrestres con el corazón rojo y brillante. Qué cosa tan extraordinaria. ¡Feliz Día de la Biblioteca! Ledicia Costas
Quería compartir ésta simpática poesía sobre la Biblioteca escolar:
Interesante ésta propuesta bajo el hashtag #bibliotizate que propusieron por Observatorio de la Lectura y el Libro en España
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